Jumilla: Cuando la Iglesia Católica da el ejemplo que otros no Dan, aunque deberían
Hay historias que parecen guiones caducos y descartados de Berlanga por ser demasiado exageradas e impropios de hasta esas oscuras décadas franquistas que todos deberíamos tener ya enterradas. Y luego está Jumilla, donde los iluminados de su ayuntamiento han decidido que los musulmanes no pueden celebrar sus dos grandes festividades religiosas en instalaciones municipales. Porque claro, ¿qué es la libertad de culto consagrada en el artículo 16 de la Constitución Española de 1978 cuando tienes una moción municipal retrógrada y una mayoría tan descerebrada?
Lo fascinante de este sainete impropio del siglo XXI es que la propia Iglesia católica (sí, esa institución tan criticada y vilipendiada por propios y ajenos) ha salido a defender a la comunidad musulmana, dando un ejemplo impagable de respeto ante el ordenamiento juridico, apoyo a la libertad de culto y empatía hacia quienes creen en oteo Dios. La Conferencia Episcopal Española ha recordado a todos y en voz alta lo que viene en el manual básico de la democracia española; el artículo 16 de la Constitución que garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto, y que no, no es opcional, aunque pueda parecer que en Jumilla lo han interpretado como una oferta del menú del día, con 4 primeros, 3 segundos y dos postres a elegir más el consiguiente café.
La reacción de Santiago Abascal, esa caricatura política que aspira a Cid Campeador pero que sólo llega a réplica mala y barata de Mauricio Colmenero ha sido de manual; atacar a los obispos insinuando que están vendidos por las subvenciones públicas o distraídos con sus propios escándalos. Un ataque chabacano y arrabalero en modo ariete político, ante quienes han demostrado una vez más que no lo necesitan porque conservan mas principios, más ética y más respeto hacia los demásque él mismo en cantidades industriales.
Abascal y sus sectarios secuaces, nostálgicos perennes de otros tiempos ya finiquitados y arcaicos, lo que no esperaban es que, con esta postura, la Iglesia se esté llevando los aplausos y ellos las collejas.
Mientras tanto, el mensaje implícito que queda en el aire es digno de grabar en mármol; «Puedes trabajar a 50 grados recogiendo uva, pero no te atrevas a rezar bajo techo público.» Y no lo digo yo, lo resumió Gabriel Rufián con precisión quirúrgica, algo también te digo que sin mucho mérito, porque entre unos y otros se lo han puesto a huevo.
El contraste jurídico es tan obsceno que ni hace falta ser jurista para ver la contradicción y casualmente, muchos trovadores del derecho constitucional que acertadamente han puesto la voz de alarma cuando otros han trajinado a la Constitución por intereses propios, ahora callan y miran para otro. Es lo que tiene militar en un bando, que hay que callarse cuando le dicen a uno…
No obstante, el verdadero giro de guión es el siguiente; la Iglesia Católica tiene que salir a defender a musulmanes citando la Constitución ante la locura transitoria de la mayoría gobernante del Ayuntamiento de Jumilla, que intenta prohibir algo que va contra los derechos fundamentales y prefiere saltarse la Constitución Española a piola. Es la imagen de la España del 2025 que estre todos estamos construyendo.
Si el objetivo de esta moción era “proteger la identidad cultural” lo que han conseguido es que Jumilla se convierta en trending topic, laboratorio involuntario de discriminación y campo de pruebas de cómo dinamitar la convivencia. Y todo con ese sello arcaico y detestable de marca España que todavia algunos defienden; improvisado, chapucero y garantizado para acabar en los tribunales.
En fin, a ver qué es lo siguiente, porque en este país siempre hay un tonto de guardia queriendo dar la nota.
Juanlu Rodríguez.